En medio de las actuales lluvias, Grover Mamani, un vecino del Barrio El Recreo, evoca con asombro cómo solían enfrentar inundaciones prolongadas en años pasados. "Las calles se convertían en ríos que duraban días", rememora. Sin embargo, en una metamorfosis sorprendente, esta zona ha pasado de esa pesadilla a un escenario donde los canales de drenaje fluyen libremente y el agua, que antes asolaba sus calles, ahora sigue su curso sin obstáculos.
"Antes era un verdadero desafío. Las aguas estancadas eran nuestra realidad, pero ahora, gracias a las mejoras en la infraestructura, podemos respirar con alivio sabiendo que hemos dejado atrás esos días de incertidumbre", comparte Mamani, destacando la importancia de estas transformaciones para la comunidad.
La evolución de El Recreo durante esta temporada pluvial no solo ha sido física, sino también emocional. El barrio ha experimentado un renacimiento, pasando de la vulnerabilidad a la confianza en su capacidad para afrontar las adversidades naturales con una infraestructura resiliente que resguarda sus hogares y su bienestar.
Este testimonio no solo refleja un cambio físico en las calles, sino también una transformación en el espíritu de una zona que ahora mira hacia el futuro con renovada esperanza y seguridad, sabiendo que están mejor preparados que nunca para desafiar los embates de las temporadas de lluvia.
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